Días atrás, nos visitaron las paleontólogas Analía Forasiepi y Catalina Suárez del CONICET-CCTMendoza y Judith Babot del CONICET- Instituto Miguel Lillo, para estudiar en colaboración con María Encarnación Pérez (CONICET-MEF), el cráneo fosilizado de un Sparassodonta. Los esparasodontes fueron depredadores que se extinguieron completamente a finales del Cenozoico y están emparentados con los marsupiales actuales. El espécimen de unos 27 millones de años de antigüedad, fue hallado recientemente en la Provincia del Chubut, Patagonia Argentina.
“Es un cráneo espectacular y hasta ahora es el Sparassodonta más grande que conocemos, con un peso estimado de 400 kg. A simple vista podría compararse con un león por su robusto cráneo, similar al de los félidos. Sin embargo, a pesar de la semejanza, estos animales están más emparentados con los marsupiales como los canguros o comadrejas, que con los félidos”, detalla Analía.
Se trata de Proborhyaena gigantea, una especie previamente conocida sólo por fragmentos de mandíbulas y dientes aislados. “Ahora, por primera vez, podemos comprender cómo era su cráneo. Sabemos que era un carnívoro especializado en romper huesos, basándonos en su robustez, sus grandes caninos y premolares. Los huesos temporales también sugieren que tenía músculos temporales muy fuertes”, agrega.
Estamos tratando de entender las estructuras anatómicas generales y ver, por ejemplo, donde pasaban las venas y las arterias. Además hicimos tomografías computarizadas para conocer la estructura interna del cráneo, explica Catalina. Toda esta información permitirá a las paleontólogas conocer más a esta especie, hacer estudios paleoecológicos y establecer cómo eran las relaciones de parentesco con otras especies extintas. Al respecto, Judith explicó que esta especie estaría más relacionada con los tylacosmílidos, un grupo peculiar de mamíferos hipercarnívoros con colmillos superdesarrollados, también emparentados a los marsupiales vivientes.
Durante gran parte de la Era Cenozoica y hasta hace aproximadamente 3 millones de años, América del Sur estuvo prácticamente aislada del resto de los continentes. En ese escenario, evolucionó una fauna única, donde el rol de los grandes depredadores fue ocupado por los esparasodontes y por las aves corredoras “del terror” llamadas forusrácidos.
Gracias a este nuevo descubrimiento, hoy podemos conocer más sobre la fauna de mamíferos que habitó Patagonia y los ambientes asociados, coincidentes con el comienzo del enfriamiento global de la transición Paleógeno-Neógeno.