Nueva especie de tortuga marina gigante de 20 millones de años hallada en Patagonia

Una nueva especie de tortuga laúd fósil, Helianthochelys redondita, fue descubierta en Chubut (Patagonia, Argentina). Es uno de los registros más completos de este linaje en el mundo y el más austral conocido hasta ahora para el Mioceno. El estudio, liderado por la investigadora Juliana Sterli (CONICET-MEF) fue publicado en la revista científica Ameghiniana.

Helianthochelys exhibición del MEF

La nueva especie fue bautizada Helianthochelys redondita. El nombre genérico proviene de los términos griegos helios (sol) y anthos (flor), en referencia a la disposición de los osículos del caparazón, que recuerdan a la forma de un girasol. El epíteto redondita hace alusión a la localidad de Estancia La Redonda Chica, donde se hallaron los restos.

Extracción de los fósiles

La especie está descrita sobre un único ejemplar, representado por un caparazón casi completo, además de fragmentos de cráneo y otros restos poscraneanos. “Es una tortuga de la familia de las dermoquélidas, el grupo al que pertenece la única especie viviente de tortuga laúd, Dermochelys coriacea. El registro fósil de este grupo es fragmentario y desigual, con apariciones que se remontan al Cretácico Tardío en Asia y Europa. En Sudamérica, hasta ahora sólo se habían encontrado restos aislados en Perú y Argentina, por lo que el hallazgo de Helianthochelys redondita constituye el registro más austral y uno de los más completos conocidos de este linaje” explica Sterli.

El ejemplar es un individuo muy viejo y que habría alcanzado dimensiones similares a las tortugas laúd actuales, con un caparazón de más de 2 metros de longitud. “Las tortugas dermoquélidas actuales son excelentes buceadoras: pueden sumergirse a más de 2.000 metros de profundidad, se alimentan principalmente de medusas y poseen la capacidad de mantener una temperatura corporal más estable que el agua circundante, un fenómeno conocido como gigantotermia.”

Preparación del bochón

“Probablemente esta tortuga fósil compartía hábitos similares”, explica Juliana Sterli. “En estas latitudes, entre los 23 y los 13 millones de años atrás, el clima era más cálido que el actual. Incluso tenemos registros más antiguos que muestran a dermoquélidos llegando hasta la Antártida”, agrega.

Trabajos de campo

UN RESCATE DESAFIANTE: DE UN ACANTILADO HASTA EL MEF​

El ejemplar fue descubierto en 2016 en las costas de Chubut a unos 40 Km de la ciudad de Trelew, por especialistas del CONICET-CENPAT en el marco de una campaña paleontológica para buscar cetáceos. “Estaba prácticamente en el borde de un cañadón profundo cerca de la línea de costa y a casi 2 km del camino más cercano”, cuenta Juliana Sterli (CONICET-MEF).

Al año siguiente, especialistas del MEF protegieron los restos con un bochón de yeso, ya que se encontraban en riesgo por la erosión y la exposición a la intemperie. Sin embargo, la extracción se pospuso varios años debido a la dificultad logística y a la pandemia.

Tortumovil

En 2021 comenzó finalmente el traslado. Para mover el bochón —pesado y en un terreno hostil—, los técnicos del MEF diseñaron un vehículo especial que bautizaron el “tortumóvil”, adaptable como trineo o camilla con ruedas. “Cada jornada avanzábamos apenas entre 100 y 300 metros, en equipos de seis personas”, detalla Sterli. Y el último tramo hasta la camioneta fue aún más complicado ya que era muy empinado para poder moverlo del modo que veníamos haciendo. Así que el 2024 hicimos un camino para poder arrastrar el tortumovil con una máquina y finalmente levantarlo con trípode hasta una camioneta para traerlo al MEF”. Después de casi 10 años desde su descubrimiento, finalmente la tortuga tiene nombre oficial.

Traslado de bochón en el campo

El fósil exhibido en el MEF es el resultado del trabajo, el esfuerzo, la dedicación y la ayuda de más de 30 personas desde la dueña del campo (Ana María Aguirre), trabajadores del campo, voluntarios, técnicos e investigadores del MEF y del CONICET-CENPAT. Asimismo, todo ese trabajo no hubiera sido posible sin el financiamiento brindado por distintas instituciones como la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el CONICET y el MEF.​

​El trabajo de investigación fue realizado por Juliana Sterli y Evangelos Vlachos (CONICET–MEF), José Ignacio Cuitiño (CONICET-CENPAT), Ignacio A. Cerda (CONICET–Universidad Nacional de Río Negro, Instituto de Investigaciones en Paleobiología y Geología, Museo Provincial Carlos Ameghino, Cipolletti, Río Negro) y Mónica Romina Buono (CONICET-CENPAT).​

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